Seis Pilares de las COP 30, que guían las políticas tributarias climáticas

El cambio climático ya no es una amenaza distante, es una realidad y una emergencia que crece con rapidez, especialmente en los países en desarrollo.
A medida que se acerca la COP30, programada del 10 al 21noviembre de 2025 en Belén, se intensifica la urgencia de alinear los sistemas tributarios con los objetivos climáticos. La agenda de este año moviliza a gobiernos, empresas, sociedad civil e inversores para acelerar la acción climática en seis áreas cruciales: transición energética, administración de recursos naturales, transformación agrícola, resiliencia urbana, desarrollo social e innovaciones habilitadoras[1]. Los revisamos uno por uno en este post.
Fuente: https://cop30.br/es/agenda-de-accion
Los países están actualizando sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) en busca de compromisos climáticos más ambiciosos. Brasil tiene como objetivo reducir las emisiones entre un 59% y un 67% para 2035, centrándose en la deforestación, la restauración de la vegetación nativa, la eliminación gradual de los combustibles fósiles y la protección de los ecosistemas costeros. A octubre de 2025, 60 países habían presentado nuevas NDC desde finales de 2024, lo que refleja un progreso mixto en todo el mundo.[2]
En este contexto, la tributación emerge como una herramienta vital, no solo para recaudar fondos para la mitigación y la adaptación, sino también para moldear el comportamiento económico, promover la equidad y atraer inversiones sostenibles o regenadoras. Para los países en desarrollo, los impuestos ambientales ofrecen un doble beneficio: movilizar recursos internos y señalar el compromiso con la sostenibilidad, fortaleciendo el acceso a la financiación climática internacional.
Además de esto, los factores ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG) ahora influyen en las calificaciones crediticias soberanas, afectando los costos de endeudamiento de los países que no integran los riesgos climáticos en sus estrategias fiscales.
Este post considera cómo la política tributaria puede respaldar los seis pilares de la COP30 con ejemplos prácticos centrados en países en desarrollo. Se centra en las políticas de tributación para la acción climática y el desarrollo sostenible durante esta década decisiva.
- Transición Energética y Eliminación Gradual de los Combustibles Fósiles
La COP30 enfatiza la aceleración de la transición energética con un fuerte enfoque en poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles que no abordan la pobreza energética y redirigir las finanzas públicas hacia inversiones en energía limpia. Fundamental para este esfuerzo es la propuesta Mecanismo de Acción de Belém para la Transición Justa, que tiene como objetivo coordinar el financiamiento climático y expandir el espacio fiscal para garantizar un cambio justo e inclusivo de los combustibles fósiles. Este mecanismo respalda las protecciones sociales, la diversificación económica y el desarrollo de capacidades. Brasil, como anfitrión de la COP30, ha priorizado este marco de transición justa, abogando por políticas transparentes. El costo de las tecnologías renovables, en particular los paneles solares fotovoltaicos y el almacenamiento en baterías, ha seguido disminuyendo considerablemente, y a nivel mundial la energía renovable es finalmente más barata que los combustibles fósiles[3]. - Administración y tributación de los recursos naturales
Los bosques, los océanos y la biodiversidad son fundamentales para la estabilidad climática, los ciclos hídricos y la seguridad alimentaria, pero enfrentan deforestación, contaminación y uso insostenible de la tierra, especialmente en los países en desarrollo, hogar de los ecosistemas más ricos del mundo.
La tributación y los incentivos fiscales pueden ser herramientas poderosas para desalentar la degradación ambiental y financiar los esfuerzos de conservación. Por ejemplo, Brasil aplica impuestos ambientales siguiendo el principio de «quien contamina paga», apuntando a actividades de extracción de recursos que exceden los estándares ambientales, con agencias de financiamiento de ingresos como IBAMA para la supervisión y preservación. Las tarifas diferenciadas de uso del agua de Costa Rica fomentan la conservación al reflejar el verdadero valor de los recursos, mientras que Colombia y Ecuador ofrecen exenciones del IVA y depreciación acelerada para inversiones en tecnología limpia. En la COP30, Brasil defiende un modelo socio-bio-económico que vincula la protección de los bosques con los medios de vida sostenibles y planea lanzar el Fondo combinado «Bosques Tropicales para Siempre» para movilizar $4 mil millones anuales para la conservación de los bosques.
- Transformando la Agricultura y los sistemas alimentariosLa agricultura y los sistemas alimentarios contribuyen con alrededor del 33% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y son un foco central en la COP30.
Países como Suiza y Costa Rica han incorporado pagos directos a los contribuyentes por servicios ecosistémicos, como la preservación de paisajes ricos en biodiversidad y la promoción de la agricultura orgánica, en sus políticas para incentivar la agricultura sostenible. La Declaración de la COP30 sobre la Reforma del Sistema Alimentario exige fijar precios al carbono en productos de altas emisiones como la carne y los lácteos, redirigir los subsidios hacia alternativas sostenibles y basadas en plantas y eliminar los impuestos a las frutas y verduras para fomentar dietas más saludables.
Si bien las reformas fiscales en la agricultura son políticamente sensibles, los incentivos fiscales y los cambios de subsidios bien diseñados pueden mejorar los resultados ambientales, la resiliencia del sistema alimentario, el desarrollo rural y el crecimiento equitativo. Estas reformas también mejoran las calificaciones ESG, ayudando al acceso al financiamiento climático para las naciones en desarrollo. La COP30 espera hacer de la transformación del sistema alimentario un punto de inflexión en la agenda climática global[4]
- Creación de mejor resiliencia para las ciudades, la infraestructura y el agua
Las áreas urbanas, especialmente en los países en desarrollo, enfrentan riesgos crecientes como inundaciones, olas de calor y escasez de agua. Para abordar estos desafíos, las políticas tributarias pueden desempeñar un papel vital en el financiamiento de la adaptación climática, para modernizar los sistemas hídricos y fomentar la planificación urbana sostenible. Por ejemplo, los impuestos a la propiedad de India, administrados por las autoridades locales, se usan para financiar servicios resilientes como el suministro de agua y la preparación para desastres a través de mejores esfuerzos de recaudación y esquemas de amnistía. De manera similar, el marco legal de Brasil respalda las asociaciones público-privadas con incentivos tributarios para expandir la infraestructura de agua y saneamiento, mientras que países como Colombia y Costa Rica están implementando impuestos a la contaminación del agua e incentivos para el tratamiento de aguas residuales para mejorar la calidad del agua. Ciudades africanas como Durban y Freetown están utilizando fondos combinados de financiamiento e infraestructura resiliente para apoyar proyectos urbanos de agua, transporte y preparación para desastres.
En el sector de los seguros, los seguros paramétricos están ganando terreno como un mecanismo rápido y eficiente para apoyar a las ciudades que enfrentan desastres climáticos como inundaciones y tormentas. A diferencia del seguro de indemnización tradicional, las pólizas paramétricas activan pagos automáticos basados en umbrales climáticos o climáticos acordados previamente, como la profundidad de la inundación o la velocidad del viento, lo que permite una financiación rápida para la respuesta a un desastre. Ciudades como Fremont, California y Nueva York han sido pioneras en el seguro paramétrico contra inundaciones a escala municipal. Esta herramienta es cada vez más relevante para las áreas urbanas propensas a inundaciones, incluso en los países en desarrollo, a medida que se intensifican los riesgos climáticos.[5]
- Fomentar el desarrollo humano y social
El cambio climático afecta desproporcionadamente a las poblaciones vulnerables en los países en desarrollo al empeorar la pobreza, los riesgos para la salud y la desigualdad. Las políticas tributarias que canalizan los ingresos fiscales ambientales hacia programas sociales pueden generar resiliencia y apoyar el desarrollo inclusivo. Por ejemplo, Filipinas destina los ingresos de los impuestos sobre el tabaco y las bebidas azucaradas a financiar la atención médica universal, incluida la infraestructura sensible al clima. El Fondo Nacional de Energía Limpia de India, financiado por un cess de carbón[6], ha apoyado iniciativas de electrificación rural y cocina limpia. México y Brasil están explorando programas de protección social sensibles al clima, como transferencias monetarias condicionadas para comunidades afectadas por sequías e inundaciones, mientras que Sudáfrica está probando subvenciones sociales vinculadas al clima en regiones vulnerables. La COP30 enfatiza la vinculación de la financiación climática con la salud, la educación y la equidad de género, fomentando transiciones justas y promoviendo la justicia climática a través de políticas fiscales redistributivas.
Los impuestos ambientales bien diseñados, cuando se combinan con estrategias de reinversión específicas, pueden promover la equidad social, mejorar la aceptación pública y el acceso a la financiación climática para los países en desarrollo.
- Facilitadores y aceleradores de recortes transversales
La transformación sistémica hacia la sostenibilidad requiere amplios mecanismos fiscales que permitan y aceleren la acción climática en todos los sectores. Las innovaciones en financiamiento climático, incluidos los gravámenes solidarios globales como los impuestos a las transacciones financieras y los impuestos a la riqueza, tienen como objetivo canalizar fondos de los grandes emisores a las comunidades vulnerables para la adaptación y el financiamiento de pérdidas y daños.
Los bonos verdes soberanos emitidos por países como India, Kenia y Colombia atraen capital privado para infraestructura climática, a menudo incentivados a través de beneficios fiscales. Además, los ingresos del mercado de carbono de REDD+ y los esquemas voluntarios generan recursos fiscales para la protección ambiental y la resiliencia. La transferencia de tecnología se ve facilitada por las exenciones fiscales sobre las importaciones de tecnología limpia y los incentivos para la investigación climáticamente inteligente, ejemplificados por el plan de Incentivos Vinculados a la Producción (PLI) de India. Los avances en la administración tributaria digital mejoran el monitoreo y la aplicación de los impuestos ambientales. Fortalecer las capacidades institucionales también es vital, así que países como Sudáfrica e Indonesia integran los riesgos climáticos en la planificación fiscal para una mejor recaudación y cumplimiento. Juntos, estos facilitadores forman la base para implementar la Agenda de Acción de la COP30[7]
- Próximos pasos y mirando hacia el futuro
Los países en desarrollo pueden aprovechar las herramientas tributarias para promover la acción climática y el desarrollo sostenible al alinear sus sistemas tributarios con los objetivos climáticos y de los ODS. Los sistemas de diagnóstico existentes, como el Marco Tributario de los ODS (STF) del PNUD y la Herramienta de Evaluación de Diagnóstico de la Administración Tributaria (TADAT) del FMI, pueden ayudar los gobiernos a identificar brechas y prioridades de reforma.
Reformas tributarias estratégicas y alineadas con el clima en países en desarrollo son fundamentales para movilizar recursos internos, lograr la equidad e impulsar la transformación sistémica hacia un desarrollo sostenible, resiliente e inclusivo.
Referencias:
[1] https://cop30.br/es/agenda-de-accion
[2] Desde https://www.e3g.org/publications/ndc-3-0-energy-commitments-tracker/
[3] https://peoplesdispatch.org/2025/08/12/inflection-point-renewable-energy-is-cheaper-than-fossil-fuels/
[4] https://foodtank.com/news/2025/07/can-cop30-be-a-turning-point-for-food-and-climate/
[5] https://iclei.org/news/cop30-preview/
[6] Carbón Cess: impuesto sobre el carbón, el lignito y la turba para recaudar fondos para proyectos de energía limpia.
[7] https://www.worldbank.org/en/programs/the-global-tax-program/environmental-taxes