Una tributación con perspectiva de género para las Administraciones Tributarias

En el marco de la tributación en muchos países y prácticamente todas las regiones del mundo, son varias las discusiones abiertas, entre ellas están su relación con los derechos humanos, el uso de inteligencia artificial y la muy persistente evasión fiscal. Esta conversación ha incorporado en tiempos no tan recientes la perspectiva de género como un eje más en el análisis de los sistemas tributarios y su relación con la construcción de sociedades más justas. De hecho, en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (5. Igualdad de género y 10. Reducción de desigualdades), se aborda explícitamente esta línea como una constante en la discusión pública y su relevancia para las finanzas públicas, tanto en ingresos como en gastos.
Por esta razón, desde el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias y con el apoyo financiero de la GIZ y el COSEFIN, se dio a la tarea de realizar un estudio de Tributación y Género en el ámbito de nuestros países miembros. El estudio se propuso objetivos muy importantes en términos de cobertura y profundidad que no se cumplieron, también demostró un área de oportunidad en nuestra región, la sistematicidad y disponibilidad de la información; nuestro agradecimiento a las administraciones que colaboraron para hacer esto posible.
El Estudio de Tributación y Género revela la relevancia de que las Administraciones Tributarias incorporen la perspectiva de género en todos sus ámbitos de actuación, en particular en la planificación estratégica, la producción y el análisis de información, los procesos de fiscalización y el vínculo con otras instituciones del Estado.
La tributación con perspectiva de género es el marco analítico que permite estudiar las brechas derivadas de los roles de género en la tributación y el papel que juegan los sistemas fiscales en su reproducción o cierre. Este enfoque aborda los efectos diferenciados entre géneros, centrándose en hechos específicos que facilitan su aproximación teórica (sesgos explícitos e implícitos) y permiten su adecuada evaluación.
El estudio se distingue a nivel regional por el uso de registros tributarios oficiales desagregados por género. La información fue suministrada por las propias Administraciones Tributarias de 11 países, lo que permitió efectuar un análisis profundo y extraer conclusiones en relación con las brechas entre hombres y mujeres en diversas variables del Impuesto a la Renta de Personas Naturales (IRPF), el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto al Patrimonio.
Hallazgos
La baja participación relativa de las mujeres como contribuyentes del IRPF en la mayoría de los países que participaron en el estudio (entre 35% y 55%) refleja su menor integración al mercado laboral formal, así como su mayor concentración en la informalidad. Incluso cuando las mujeres están representadas de forma similar en la base de contribuyentes, declaran ingresos significativamente menores que los de los hombres. Esta disparidad —que alcanza en promedio un 20% y en algunos casos hasta un 55%— evidencia una distribución desigual del ingreso laboral y de capital, lo que afecta la equidad vertical del sistema tributario.
Las mayores brechas de género se observan en los ingresos pasivos, como dividendos y rentas del exterior, donde los hombres no solo declaran más, sino que además tienen una participación desproporcionada frente a las mujeres. Esto refuerza la hipótesis de la masculinización de la riqueza y revela cómo la titularidad de los medios de producción sigue estando mayoritariamente en manos masculinas. Tales desigualdades impactan directamente en la tributación efectiva y perpetúan la brecha patrimonial de género.
El tratamiento diferencial de las exenciones en algunos países beneficia en mayor medida a los hombres y reduce aún más la progresividad del IRPF. Cuando ingresos como los dividendos están completamente exentos, se favorece a quienes concentran activos financieros —en su mayoría varones—, lo que demuestra cómo ciertas exenciones pueden funcionar como mecanismos regresivos que refuerzan desigualdades existentes.
Por otro lado, en el caso del IVA, su carácter regresivo impacta con mayor fuerza en los hogares de menores ingresos, donde las mujeres están sobrerrepresentadas debido a su menor acceso a ingresos laborales, su alta participación en el trabajo no remunerado y su limitada capacidad de ahorro o inversión.
Recomendaciones
En cada uno de estos temas, el estudio no solo identificó problemas, sino que también propuso cursos de acción concretos. Si bien las Administraciones Tributarias no tienen competencia normativa, se subraya su rol decisivo para avanzar hacia sistemas fiscales más justos. Entre las recomendaciones destacan fortalecer la capacitación continua del personal y, sobre todo, garantizar la recopilación sistemática de información desagregada por sexo y otros atributos, condición indispensable para visibilizar brechas y diseñar políticas efectivas. Asimismo, se insta a integrar el enfoque de género en la planificación institucional mediante objetivos y equipos técnicos especializados, así como a articular esfuerzos con otros organismos para enriquecer la evidencia disponible. Finalmente, se plantea evaluar posibles sesgos en la fiscalización y los servicios a contribuyentes, promoviendo prácticas inclusivas y documentando experiencias que fortalezcan el aprendizaje institucional y regional.
Nuestro estudio constituye un aporte novedoso y destacable en este campo de análisis. Además, se convierte en una herramienta mediante la cual las Administraciones Tributarias pueden encontrar información y recomendaciones para apoyar sus esfuerzos hacia la igualdad sustantiva entre géneros y, a partir de ello, hacia sistemas tributarios cada vez más justos. Queda abierto el desafío de repetir este ejercicio, en el ámbito nacional o regional, que aporte datos que nutran el diseño de política fiscal y tributaria sensible a género, donde la igualdad y equidad puedan ser documentadas desde los hechos cotidianos de las ciudadanas y ciudadanos que exigen un mejor desempeño de los sistemas tributarios, donde la perspectiva de género no sólo es impostergable, sino crucial.
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